TVU transmitió una de estas noches un programa sobre el conflicto estudiantil que ocurrió ya hace un mes. Es costumbre que siempre lleguen tarde a todo lo que tiene interés público. Pareciera que la línea editorial exige que deben preguntarle qué hacer a la estatua de Enrique Molina. Como las estatuas no hablan, después de tres semanas se meten a analizar un tema que ya no le interesa ni a los pingüinos que dejaron la cagá, se tomaron hasta la parafina de las estufas de los liceos, rompieron hasta los retratos de la Bachelet y la mayoría no entendió nada. Lo único que saben es que por wueones no van a tener vacaciones.
Volvamos al programita. Una animadora cogote de almeja y cachetes de empanada dieciochera y que no calienta a nadie lo hizo inaguantable. La pobreza de imagénes fue muy similar a la que presentan los noticiarios del Number Ocho, pasaron cuatro veces las mismas imágenes para tapar las de los panelistas: una periodista que del conflicto sabía poco y un sociólogo muy elegante que algo sabía. Un pendex del Liceo Enrique Molina llegó atrasado para hablar puras tonteras. Se creyó la estrella del programa y a ununció que la movilización podía continuar. Faltó que dijera que de ahora en adelante los presidentes de curso iban a hacer las clases. P´ tas que sería divertido.
La desconductora en el colmo del lugar común comparó las salidas de madre de los pendejos con "mayo del 69". Fue para la risa, el lugar común es "mayo del 68". No ha leido nada de Paris en el 68, lugar en que se origina el lugar común. Se despidió amenazando con un nuevo programa y otros interesantes invitados. No por favor.
