Una grave denuncia efectuaron los vecinos de la JJVV de Collao y Los Lirios por la entrega irregular de golosinas de parte del municipio, en la cual los comestibles se encontraban con raspaduras en sus envases impidiendo conocer la fecha de envasado y su vencimiento.
Es cierto que este es un caso aislado que no es la regla general, pero resulta francamente patético, reprochable e inaceptable lo expuesto por el director de Dideco, José Sepúlveda, quien afirma que comenzó minimizando el asunto, reconociendo después que era grave, pero justificando porque era un solo caso aislado.
Pésima respuesta, pues si las golosinas hubiesen estado vencidas o envenenadas, bastaba con una sola para que produjera efectos irreparables. Esto justifica la decadencia y bajo nivel de los asesores de la alcaldesa, incapaces de haber recogido el reclamo e investigado la situación para aclarar los hechos. Ese es el costo de jugar en exceso con el clientelismo.
