viernes, marzo 21, 2008

Crítica musical

por Marilyn

Fui a los dos conciertos de Ennio Morricone en Santiago. Mejor para mi gusto el de anoche en la Estación Mapocho, hubo menos problemas de iluminación y de sonido, aún cuando el programa fue exactamente el mismo. Un recinto cerrado será siempre mejor que un parque para cualquier espectáculo. Hay excepciones, por supuesto. Recuerden la Arena de Verona y otros famosos escenarios al aire libre. El parque Bicentenario fue inaugurado hace poco y en el futuro pudiera convertirse en una suerte de Prater de Viena, pero en Santiago. En Concepción no hay nada parecido.
El concierto, bellísimo, sublime. El reconocer la música de las películas, impagable. Además la interpretación estuvo muy lejos de la fanfarria, suave, dulce, serena, evocadora de imágenes, en suma como es la música del cine. El director en el podio, un señor que sin alardes se daba cuenta de la emoción que provocaba en el público como de la fidelidad con que sus músicos atendían a los movimientos de su batuta. Debieron verlo también ustedes. Se lo perdieron. ¿ Cuándo el público de Concepción podrá disfrutar, gozar de algo parecido? ¿Deberá continuar recordando que lo último grande grande presentado en el escenario local fue Pavarotti, o se producirá un milagro y llegará otro ? Nadie lo sabe.
Una última reflexión, las más de 20 mil personas que acudieron a los conciertos de Morricone, evidencian que el público está avido de belleza, pero la televisión, especialmente, se empeña en aportarle mediocridad y mal gusto.