viernes, abril 04, 2008

Centenario de Von Karajan, el mismo que TVU repite y repite


VIENA.- El director austríaco Herbert von Karajan, considerado el "último emperador musical", sigue proyectando una larga y controvertida sombra sobre el mundo operístico en el centenario de su nacimiento y casi veinte años después de su muerte.

Ese sábado el mundo de la música docta y la lírica saludan a uno de sus máximos referentes del siglo XX, el contrvoersial y genial Heribert Ritter von Karajan, que nació el 5 de abril de 1908 en la ciudad austríaca de Salzburgo. Ahí, cerca de la frontera con la Baviera alemana y en el seno de una familia de origen checo, obtuvo el "von" nobiliario gracias al emperador Francisco José.

Pronto se dedicó a la música, destacando desde temprano tanto por su magistral interpretación como por su arrolladora personalidad, que ejerció una fascinación y seducción que le facilitó el camino a la cumbre.

El diablo metió la batuta

El filósofo británico Isaiah Berlin llegó a definirle como "un genio con un tufillo de azufre a su alrededor". Y es que su figura fue controvertida y sigue siéndolo: odiado por algunos, que lo consideraban un egocéntrico que dedicó gran parte de su vida a construir su imagen de genio, otros responden que su gigantesca influencia en la cultura musical no tiene comparación en la segunda mitad del siglo XX.



Su historia nazi

La afiliación de Karajan al partido nazi en 1935 -aunque sus simpatías son ya testimoniadas años atrás- para poder seguir trabajando en Alemania siguen siendo motivos de interminables discusiones.

"La política no tenía importancia para mí", relataría después, en 1946, al tribunal aliado que le interrogó tras la guerra. "Estoy preparado para admitir que fue un error", dijo entonces.

El prestigioso historiador Oliver Rathkolb sostiene que se afilió para medrar y que se prestó a que los nazis lo utilizaran "como la joven y moderna estrella alemana en conciertos propagandísticos, desde París a Atenas".

Tan sólo a partir de 1942 se distanció de forma evidente del régimen, tras su matrimonio con Anita Gütermann, quien tenía un abuelo judío, algo que se encargó de recordar ante el tribunal de desnazificación.