El jueves que recién pasó fue un día para olvidar por parte de la prensa penquista. Si bien no se trata de un condoro de la magnitud del famoso título aquel de los años 90 de El Sur, en que se hablaba sobre un estudio hidrográfico relativo a la "olla del Bío Bío", como le pusieron los giles que titulaban en ese tiempo (muchos de los cuales siguen allí dedicados a cometer parraficidios), sí resulta un tanto memorable la portada de Crónica de ese día, donde se muestra una foto de nuestra alcaldesa, poniendo cara de niñita amurrada (cara de poto, dijo un amigo) en medio de la calle O'Higgins. Obviamente la lesa no estaba esperando que la atropellara una micro, sino como diría algún antiguo teclo del periodismo local, "posaba para la lente de Crónica", igual que cualquier baratija de aquellas que aparecen en televisión contando con quién se han metido y cuántas veces. El problema es que ella es alcaldesa, pero en realidad el fondo no es ni ese. Si a ella -que parece que quiere ser presidenta, mi alma- le ofrecen portadas gratis, de más que posa en pelotas. Y nadie la puede reprochar a Pasto Seco Saavedra haberla puesto allí, pues al hombre, que de trayectoria periodística nada tiene, le dieron una pega de director por ser fiel a la manada de perros rabiosos que le pagan.
¿Saben cuál es el problema? Que después de tanto pelambre a Monti-Montalba y a Pasto Seco, sólo queda darse cuenta que están haciendo muy bien el trabajo para el cual fueron contratados; es decir, general una plataforma para la ultraderecha de esta región. Ojalá alguien me ofrezca la vicepresidencia de la Pepsi en Estados Unidos -como se lo dieron a "Dunny" Edwards cuando ganó Allende- para poder mandarme a cambiar de este far west cuando la Unión de Idiotas Independientes sea gobierno. Y que la santísima virgen -que nunca lo fue, ¡entiendan imbéciles, que eso es imposible!- nos pille confesados.