martes, diciembre 12, 2006

La Vero se confiesa, un cabro chico, el Yoda, evidencia estar loco por ella...


- ¡Ya! Se acabó. Córtala con los mails, los mensajes de texto y con atravesarte por mi camino.
- No puedo, porque todo esto me supera. Nunca me había pasado.

Yo sabía que los amores adolescentes eran complicados, utópicos y, a veces, obsesivos. Claro, eso no me está pasando a mí. Me explico: estoy siendo víctima (por decirlo de alguna forma) de un niño de ¡16 años!.

Siempre lo saludé. Me conoce hace tiempo como la amiga de su hermano mayor. En reiteradas ocasiones le pregunté cómo le estaba yendo en el colegio, o qué carrera le gustaría seguir cuando fuese a la universidad. Trivialidades, nada más.

Pero resulta que, desde hace un tiempo, el niño empezó a preguntarle a mi amigo por mí, le pidió mi teléfono, etc.

Me ha escrito cartas, mails, todo muy lindo. Un día le dije que si él tuviera mi edad, quizás lo miraría. Y parece que fue peor, porque en menos de un segundo le cayeron un par de lágrimas. Me sentí muy culpable.

La gota que rebasó el vaso fue ayer, cuando mi amigo me llamó para decirme que su hermano estaba mal, que lloraba mucho y que le pedía ayuda para sacarme de su cabeza.

NOTA DEL EDITOR, SEÑOR COLUMBO: Telelocal pagará atención sicológica al tonto del Yoda, que aparte de cabro chico es un weón a la vela, mire de la piececita que se vino a enamorar. Lo tiene loco y de pronto no sabe donde cresta está, hasta la escribe al guatón copión, luego se las da de futbolero. Tiene algunos instantes de lucidez para luego preguntarse ¿quién soy?. Está enfermo de amor el socito.