sábado, agosto 26, 2006

Exclusivo: la historia del bonsai que daba naranjitas y que un tipo de montgomery se las afanaba


Para los amigos de Telelocal: Lo de las naranjitas no es nada más ni menos lo que pasó. El año pasado, una periodista tenía en su escritorio un arbolito enano, una especie de naranjo en bonsai al cual cuidaba como hijo enfermo. Pese a que es muy raro que esos árboles den frutos, en el verano el arbolito aquel se cargó de una decena de naranjitas, o algún fruto semejante. Pues bien, la dueña del frutal descansó un fin de semana y cuando regresó, se encontró con que su arbolito estaba más pelado que la cabeza del Pavo Pantoja. Armó una casa de huifas de tal magnitud que a la gente del diario no le quedó más que revisar las cintas de seguridad y... oh... sorpresa, quien aparecía llevándose una a una las naranjitas, en actitud clandesta, era el señor del montgomery opusdeiano. ¿Más explicaciones?
Respecto de doña Treme, les recomiendo que lean ese instructivo pasquín llamado Condorito y busquen a una señora gorda, grande, un poco teñida, con un poco de vello hirsuto cubriendo su generoso labio superior, buena para gritar y con un enojo permanente. Después oteen en la redacción del diario a ver si pillan alguien parecido.

Nota del Editor Interino, supernumerario señor Columbo de Balaguer; el naranjicida era Rafael López, según se dice y comenta entre risas y aplausos. Con las naranjitas hacia vodka naranja para convidarle a Rafaelito y el Ñoño, dos amiguitos suyos que no tenían plata para comprar naranjas.